El
asunto vino después de que le largué una indirecta; porque contestó con otra
donde insinuó que la invitara a tomar un
café. como recontra odio sentarme en un bar ;
le propuse algo interesante. para ella. y para mí
Mordió
A la
noche siguiente nos encontramos en una plaza. Cuando nos hartamos de
acariciarnos y de hablar pelotudeces, le dije algo.Subimos a su auto. Y fuimos
hasta un lugar a enroscarnos. En el auto, por supuesto.
A
partir de ése momento la cosa se aceleró. Nos enroscamos en un hotel, en el
auto o donde las circunstancias lo requerían. Todo fue un ir de rosca en rosca.
Acabado
el enrosque diario, ella en lo suyo; yo en lo mío.
Pero
una mañana vi su automóvil pasar por la calle donde vivo. Lo tomé con calma;
aunque el asunto se repitió al medio día; y por la tarde.
¨ Se
pudrió todo -me dije- tanta popularidad espanta¨
A la
segunda semana me dijo que debíamos enroscarnos en su casa.
Aunque
por tales propuestas uno enfrenta dificultades, en este caso la cosa despedía
un aroma extraño, porque venía con
regalo: su hijo.
Cuando
fuimos a enroscarnos en su casa, miré a su hijo. Le dije¨ hola¨.
El tipo
ni mu.
Si
estuviste en una situación similar, sabés cómo es el asunto .Hay tres opciones.
1ero-
Química entre vos y el chico.
2do-Cero onda.
3ero
-La relación entre madre e hijo es especial, mejor lejos que cerca
Cada
dos días, al llegar a su casa, le decía ¨hola¨ al hijo.
Ni
onda.
Una
mañana, al tipito le dio por agarrar a patadas la puerta del baño.
¨
¿Porqué cerraste la puerta? Esta es mí casa .No la cerrés otra vez ¨-, gritó
poco antes de salir a toda máquina, porque
desde la calle le tocaban bocina para llevarlo al colegio.
¨
Cuando mi hijo se pone así , dijo ella, me paraliza¨
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