viernes, octubre 13, 2006

Dos Tigres y una Pantera











Cuando Tomás se colocó los auriculares, la voz de Stephen Stills le trajo de regreso el recuerdo de Franco y Patty.

¡Así que el niño estuvo de joda!  , bromeó Franco la noche anterior, cuando se detuvo para que Tomás pudiese  subir a la camioneta.

Se hace lo que se puede -devolvió.


Patty llevaba  puesta una pollera muy liviana. El negro de su  pelo contrastaba con el verde  agua de pollera y blusa.

Tengo ganas de ir al baño - se quejó frente a la estación de servicio. Al escucharla, Franco detuvo la camioneta.

Me hago pis - insistió.

Tomás calculó la distancia hasta la estación de servicio.

Cruzá la avenida. Entras a la estación. En la puerta que está a la izquierda de los surtidores,  tenés el baño – indicó.


Una semanas antes, Patty le  había advertido.

- Tomás, en dos semanas viajo a Buenos Aires; acordáte que te avisé.

Él levantó la sabana sonriendo. Le gustaba meter la nariz entre las piernas de ella, inhalar el aroma; acariciarla, lamerla . Al rato le dijo que no había problema, que podía hacer lo que quisiera.


 Y... el placer ante todo- añadió Franco después de que Patty caminara rápidamente rumbo al baño.


La noche era clara. En el playón de la estación de servicio los automóviles iban y venían.

El placer ante todo-dijo Tomás. Estaba cansado, con ganas de dormir veinticuatro horas seguidas.

Cuando el Peugeot se detuvo detrás de la camioneta, Franco encendió un cigarrillo.

Tomás socio del placer - añadió.Buscaba bronca.De eso se trataba. 


Dos segundos antes de que Patty volviera,al ver que ella no subía, bajó de la camioneta.

Vení Tomás. Dale, bajá - pidió ella.

Como Tomás le dio el gusto, Franco se acercó a Patty con intención de tomarla de la cintura.


 ¡ No !-dijo ella.

Tuvo ganas de preguntarle porqué no quería, pero al darse cuenta que bajaban  los dos del peugeot, optó por buscar algo de diversión

¡Linda noche!-  lanzó.

Linda... -coincidió el alto.


 Franco tiró el cigarrillo. Pensó en charlar un rato con ellos,  pero al acercarse, el bajo se acercó y le pegó un puñetazo en la nariz.

¿Qué te pasa hijo de puta?-bramó.

Franco quiso contestar, pero un fuerte dolor entre los ojos lo obligó a arrodillarse.



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